Si hay una frase que escucho a diario es la de “no tengo suficiente fuerza de voluntad”. Y es que parece ser que si una persona carece de esta, ya poco más hay que se pueda hacer. Así que la persona, irremediablemente, se abandona a tan buena excusa para dejar de hacer un cambio.

Me pregunto yo, hasta qué punto están mal entendido el concepto de fuerza de voluntad. ¿Por qué? Pues cada vez que alguien me dice esto, yo solo puedo ver frente mío, a una persona que madrugó para ir a trabajar, a una persona que ha sacado a delante una familia o una carrera o ha hecho frente a una enfermedad o ha empezado a hacer deporte un día por semana y un largo etcétera.

¿Y dice que no tienes fuerza de voluntad?

Como en casi todo, hay diversos puntos de vista respeto al tema de la fuerza de voluntad.

Según Walter Mischel, PhD, conocido por haber realizado “prueba del marshmallow” (seguro que lo encuentras por internet), la fuerza de voluntad es la capacidad de resistir las tentaciones al  corto plazo para cumplir con las metas de largo plazo. La capacidad básica para postergar la satisfacción. Según sus estudios las personas con mayor fuerza de voluntad poseen más autocontrol y consiguen mejores resultados interpersonales, académicos, profesionales….

Ejemplo. ¿Cuántas veces has reprimido una contestación descontrolada a tu jef@ o pareja con el fin de “obtener” un objetivo mayor? Dicho de otra manera, no sucumbiste a un estímulo “caliente” para satisfacer tus ganas descargar la artillería sino que hiciste uso de tu autocontrol para regular tu propia conducta, pensamientos y sentimientos, con el fin de beneficio posterior como no perder el trabajo o pasar un buen fin de semana.

A este concepto, se le suma el del agotamiento del ego o de la fuerza de voluntad, formulado por Roy Baumeister. Este viene a decir que la fuerza de voluntad es finita.

Ejemplo. Madrugas para preparar los desayunos, sales corriendo a trabajar por lo menos 8 horas, sales pitando y vas al gym, a comprar, a cuidar de los chavales, a prepara la cena…y justo ahí, te zampas aquello que no “debes”. Ufff…. Y aparece la frase “no tengo fuerza de voluntad”. ¡Pero si llevas todo el día haciendo uso de la ella! ¿Cómo te va a quedar?

Me gustaría aquí parar un momento.

STOP.

¿Qué es la voluntad? Según la RAE:

  1. f. Facultad de decidiry ordenar la propia conducta.
  2. f. Elección de algo sinprecepto o impulso externo que a ello obligue. 
  3. f. Intención, ánimo o resolución de hacer algo. 
  4. f. Amor, cariño, afición, benevolencia o afecto.
  5. f. Gana o deseode hacer algo.
  6. f. Elección hecha por el propio dictameno gusto, sin atención a otro respeto o reparo. Propia voluntad.

 

Fíjate que conceptos tan potentes se hallan en las definiciones. MOTIVACIÓN, PROPIAS METAS, INTENCIÓN….y AMOR.

Baumeister, decía que se agota menos si la motivación es propia, si las metas son propias, más que “deberes u obligaciones”. Y añadía la importancia del descanso.

Y es aquí donde entra un nuevo punto de vista, el de las personas que defienden que no existe en sí la fuerza de voluntad sino la motivación que empuja al cambio. Desde este nuevo foco no se trata tanto de inhibir los impulsos sino de centrarse el objetivo a largo plazo. Para ello se debe entrar en un diálogo intrapersonal (con mi mismo ser) y negociar, tomado decisiones ante las barreras o conflictos que se van presentando.

Observa cuantas veces entras en conflicto al elegir un alimento. De hecho, lo que comemos, cuándo y cuánto lo hacemos, está determinado por mecanismos cerebrales que generan sensaciones relacionadas con el placer, la palatabilidad del alimento y relacionadas con el apetito y la motivación.

Te invito a contestar una pregunta. ¿Cuándo comes algo que “te pierde” con qué motivación estás conectando? ¿La del placer a corto plazo? o ¿la de la satisfacción a largo plazo?

Te estás conectando más con ¿qué estoy sintiendo mientras lo estoy comiendo? o en ¿qué voy a sentir después de haber comido este alimento?

A nivel de diet coaching todos estos puntos se trabajan en consulta mediante distintas herramientas.

Puntos importantes a trabajar:

  1. Concretar la motivación  (el para qué) y el objetivo (propio)
  2. Establecer un plan de acción propio para determinar los pasos a seguir para alcanzar el objetivo
  3. Acordar sistemas de autoregistro para tomar autoconciencia
  4. Aprender sobre el autocontrol a través del análisis de los errores para poder tomar conciencia y enfocarse en la solución y a la acción. El autocontrol se puede entrenar, pues no se trata de tengo o no tengo.

Me gustaría cerrar este post con una frase de Johann W. Goethe que dice:

“Saber no es suficiente; tenemos que aplicarlo. Tener voluntad no es suficiente: tenemos que implementarla”.

¿Te ayudo a implementar?

BIBLIOGRAFÍA

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